El trabajo estúpido

Jefe de empresa pensando: “¿Cómo le hago par ser un gran jefe?… ah, claro! hago quedar a los demás como estúpidos…”
Después de leer esta reflexión que me encontré en “La Jornada” sobre la “Estupidez funcional”, creo que a cualquiera le dan ganas de volverse independiente. El PDF publicado junto con el artículo original es particularmente bueno (“A stupidity-based theory of Organizations”)

La “estupidez funcional”, refiere Soria del Río, es una forma de gestión promovida por las organizaciones que consiste en eliminar la reflexión crítica de los trabajadores y hacer que estos se centren en sus tareas con cierto entusiasmo y no cuestionen ni reflexionen. Según sus autores, la estupidez funcional surge de la interacción entre la falta de voluntad y la incapacidad para comprometerse con la reflexión. Es decir, un cierre parcial de la mente, la congelación del esfuerzo intelectual, un enfoque reducido y la ausencia de solicitudes de justificación.

¿Es beneficioso para las empresas? se preguntan todos: Curiosamente, esta forma de gestión permite que funcionen mejor y sean más operativas. Para los autores del estudio, pareciera que las empresas fomentan tal stupidity management,porque a corto plazo resulta productivo. Obrar así permite a quien ejerce el poder no detenerse en explicaciones y suele conseguir que las compañías funcionen en su día a día.

Alversson y Spicer muestran cómo la estupidez funcional coexiste con la buena praxis organizacional y es capaz de presentar beneficios a corto plazo, tanto para las organizaciones como para los individuos. No obstante, les parece perjudicial a mediano y largo plazo; la califican de aberrante. Las empresas que aplican dicha forma de gestión están jugando con un arma de doble filo: al hacer que los trabajadores se concentren solamente en sus respectivas tareas corren el riesgo de que estos profesionales no identifiquen los problemas internos de la compañía o que, pese a conocerlos, no se impliquen en corregirlos pues no los sienten como propios.

La estupidez funcional según Alvesson y Spicer, se basa, entre otras cosas, en la economía de persuasión, que suponemanipulación, control, bloqueo de la comunicación y el ejercicio de podery autolimita la reflexión. Explican que –resume Soria del Río– los líderes de las empresas no quieren que los trabajadores piensen demasiado profunda y críticamente acerca de las cosas, porque esto lleva su tiempo, puede crear conflictos, amenazar a las jerarquías establecidas y, a menudo, conducir a puntos de vista divergentes. Todo esto es visto como muy ineficiente en el corto plazo. Así que para que el trabajo se haga bien y para que dejen de sacudir las estructuras de poder, bloquean la acción comunicativa.

Obviamente, tal gestión impone una peligrosa paradoja, pues la reflexión crítica es fundamental para superar y prevenir las crisis; la no reflexión, y la exclusión de esa práctica tan saludable que fomenta relaciones sin fricciones y proporciona un sentimiento de confianza y seguridad, mata a la larga el conocimiento, la creatividad, y proporciona estrechez de miras.

Viendo la forma en que funcionan hoy las empresas que por encima de los Estados nacionales dominan al mundo y su mercado laboral, no parece haber lugar para el optimismo. Las inmensas industrias extractivas, el sistema financiero global, la producción y venta de armas, la guerra como negocio infalible a cualquier plazo, la acumulación territorial, el despojo a los pueblos, la prostitución de las constituciones nacionales y todas las demás tareas (suicidas, diría uno) del capitalismo avanzado (en el sentido que le daba Joseph Conrad) parecen necesitar de esta progresiva estupidización y degradación del trabajo, apoyados por las cajas idiotas de nuestros espacios cotidianos. Es la esclavitud por otros medios…

http://bit.ly/1sZ5onR

El trabajo estúpido

Double Check Syndrom

Siempre he pensado que las conversaciones de mensajes tipo SMS (a base de escritura) son bastante deficientes a nivel comunicativo.
La nueva prueba de ello es este estudio de  la CyberPsychology and behaviour Journal, sobre algo llamado el ”Síndrome del doble check”…

Se dice que la tecnología ha llegado para facilitar nuestra visa, pero también es cierto que las relaciones humanas se han visto afectadas de manera significativa, pues ahora las pláticas o encuentros ya no son cara a cara, sino pantalla a pantalla.

Es evidente que los mensajes que enviamos pueden llegar a desvirtuarse, pues no estás frente a la otra persona para saber qué gesto utilizó y que tono de voz uso. Con la llegada de aplicaciones de mensajería, como WhatsApp, es que las relaciones pueden entrar en crisis, pues genera ansiedad pensar que han recibido nuestro mensaje y no lo han contestado.

Ante esta situación, un estudio de CyberPsychology and behaviour Journal, sostiene que ya se contabilizan 28 millones de rupturas por el fenómeno por aplicaciones de texto como WhatsApp o Facebook, así lo publica ABC.es

Estas rupturas amorosas se han dado principalmente por los celos o desconfianza que genera el llamado “Síndrome del doble check”, el cual afecta a un porcentaje importante de los 300 millones de usuarios que tiene WhatsApp en el mundo.

Pero, ¿en qué consiste el “doble check”? Cuando uno envía un mensaje por WhatsApp y este llega correctamente al destinatario, una palomita verde aparece en el costado derecho. Cuando es recibido se suma un segundo visto verde, pero esto no significa que el receptor lo haya leído, tal como lo aclaró la compañía el año pasado.

http://bit.ly/16OYLdX

Double Check Syndrom